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Las librerías están vivas.

Alejandro

Es un pequeño de 4 o 5 años. Llega con sus padres y abuelos al café; es un niño sano y energético. Mientras sus mayores conversan y beben café él quiere correr, gritar, saltar por todos lados como todo niño .

En un principio había de parte de sus mayores un poco de aprehensión. Poco a poco Alejandro ha podido ser mas libre de explorar a sus anchas.

Algunas veces su mamá lee para él cuentos y en general libros con información para niños. Quizá por ello subió a uno de los tapancos, el que está arriba del mostrador y emocionado creó una maravillosa historia . Le llamó a cada uno de sus familiares para enseñarles su descubrimiento. – Abuelo ven a ver es un cuarto secreto – Al principio no le hicieron caso solo le llamaban para que dejara de correr o que no hiciera mucho ruido . Ante la insistencia su mamá acudió -¡¡¡Es un cuarto secreto con los tesoros de la librería !!!! Al principio tampoco presté atención estaba concentrada con lo que debo de hacer regularmente. Pero la idea de Alejandro me fue atrapando cada vez más . Quería estar en ese lugar secreto y perderme en la fantasía que el pequeño pregonaba. Claro que sabía a que se refería pues escuché los movimientos que estuvo haciendo para poder observar.

Por desgracia si hay una explicación “lógica” y ese misterioso cuarto que tanto atrapó a Alejandro es una pequeña bodega donde guardamos cacharros y cachivaches de índole inexplicable. Ese cuarto lo tenemos repleto de suéteres, abrigos con los que nos enfundamos por la mañana sobre todo en invierno y que se van quedando rezagados . Pero sobre todo están los libros que nosotr@s (el personal de la librería) seleccionamos para nuestra colección. Así que Alejandro tiene toda la razón son verdaderos tesoros!!

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