Había días en los que las cuentas nos engañanaban y nos hacían creer que después de todo sí había sido una mala idea

Tras muchas alegrías y adversidades, Librero en Andanzas ya cumplió 10 años entre lectores, libros y café. Ahora que nos sentamos un momento a lo que parece la mitad del camino, podemos contemplar con tranquilidad el pasado y ver lo brillante y prometedor que luce el futuro.
Cuando la idea de la librería nació mientras apenas teníamos unos cuantos centavos en las bolsas, el mundo era muy diferente y nosotros también. La tierra, como siempre que se toman decisiones vitales, parecía que giraba mucho más deprisa y sin ánimos de detenerse a darnos un respiro. Me parecía que la incertidumbre nos iba a ahogar. ¿Lo hacemos o no lo hacemos?

Cuando compartimos la idea a nuestros cercanos las respuestas parecían ya estar predeterminadas, “nadie lee y eso no va a cambiar”, “ya todo está en internet”, “¿en este país? en Europa a lo mejor sí sería una buena idea, pero aquí…, “es una pérdida de tiempo y de dinero”.
Entre tanto pesimismo llegamos a estar cerca de darles la razón y renunciar a la idea. Sin embargo, una llama de esperanza seguía viva. No podíamos ser los únicos que amamos el olor, la textura de los libros y ese sentimiento único que nos llena cuando un buen libro entra por nuestros ojos y abraza nuestra mente. Debían existir al menos unos cientos de personas que se identificaban con nuestra causa. Y la verdad con eso nos dábamos por bien servidos.

Había días en los que las cuentas nos engañanaban y nos hacían creer que después de todo sí había sido una mala idea, pero nunca desistimos. El tiempo fue nuestro aliado y logramos hacernos de lectores y nuevos amigos, ya no estábamos solos, no son cientos, son miles de lectores que nos recuerdan todos los días que los sueños están mucho más cerca de lo que creemos.