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Las librerías están vivas.

La bodega, un laberinto miniatura

Siempre es emocionante imaginar que es lo que se puede encontrar en las cajas, es como en Navidad.

Hoy han llegado algunos libros a la bodega, siempre es emocionante imaginar que es lo que se puede encontrar en las cajas, es como en Navidad. Luis es el encargado de abrir cada caja y elegir el destino de cada libro, es todo un arte, tiene tanta práctica que no se les escapa ninguno, los va seleccionando con la rapidez de la mirada, a veces se detiene para revisar alguno en específico que seguramente cuenta una historia entre cartas, fotografías y notas que trae dentro. A pesar de la destreza con la que se realiza esta tarea al final los libros no se terminan, las cajas nunca dejan ir de aquí para allá.

Más tarde, pasan a libreros donde Edith se encarga de seleccionar aquellos a los que se les tomaran fotos, son llevados a un estudio que, a pesar de ser improvisado, nunca decepciona con la calidad que permite desarrollar el trabajo.  
Ella elige un fondo que vaya acorde a los libros, los toma con cuidado para evitar maltratarlos, decide qué postura les va bien, que detalle es el mejor para tomar y así hasta que todo el material está listo para ser publicado.

Finalmente se les coloca un post-it con los datos necesarios para evitar que se pierdan y son llevados a otro bloque de libreros donde esperan su turno junto a otros ejemplares con la intención de cobrar vida de nuevo y pasar de esas cajas oscuras y con polvo a las manos de un buen lector.

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