En la librería de Bajío 156, el tapanco invita a los visitantes a explorar un rincón lleno de historias, donde cada libro ofrece la promesa de un mundo secreto por descubrir.
¿Has subido alguna vez a un tapanco? En la librería de Bajío, construimos uno para aprovechar el espacio entre los muros de doble altura. Aunque parece una estructura sencilla, requirió la destreza y la dedicación del maestro carpintero Fernando. "Sujeta esta tabla, córtala aquí, llévala allá", nos indicaba mientras miles de tornillos, pegamento y horas de pulido le daban el acabado perfecto.
Pero no te quiero hablar solo de la construcción, sino de lo que sucede cuando subes al tapanco. Imagina una casa amplia, con tragaluces que invitan a explorar, con rincones donde esconderse, peldaños donde sentarse y un sinfín de descubrimientos por hacer. Esa es la sensación que queremos transmitir en el tapanco de Bajío 156.
Aunque es un espacio reducido, de apenas más de 50 metros cuadrados, está adornado con libreros que contienen la experiencia de miles de vidas, libros que en su momento fueron codiciados y cuidados con esmero, y que ahora esperan pacientemente a un nuevo lector para darles una segunda vida.
Subir a este tapanco es como caminar por una ciudad antigua y espiar por portones de hierro hacia jardines secretos. Colarse allí y disfrutar del momento es perderse en el viaje, detenerse en un lugar desconocido y dejarse envolver por la maravilla de los libros.
En esta parte superior, se encuentran libros de gran formato, con ilustraciones, fotografías de obras de arte y países lejanos. Las personas suben al tapanco, toman los ejemplares, se recargan en la barandilla y ojean con detenimiento. El tiempo se dilata, como si desapareciera la necesidad de apresurarse.
Subir al tapanco es un festejo, como el de los niños que se esconden en los rincones y encuentran en los libros un mundo para explorar. Es un rincón donde los adultos vuelven a ser niños, donde el asombro, la libertad y la magia se entrelazan.
Me encantaría que vinieras a la librería de Bajío 156, en la Roma, para que subas al tapanco, te detengas ante los libros que te llaman y los hojees a tu ritmo. Vive esta experiencia y cuéntame con tus propias palabras lo que sientes, porque el tapanco tiene un encanto que solo se descubre al estar allí.
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