De la FIL a nuestra esquina: la otra cara de la capital del libro

15 de April, 2025Josué González

López Cotilla esquina con Rayón, una esquina para visitar en la Capital del Libro, así quisiéramos ser mencionados en la prensa, pero los periódicos suelen tener otras prioridades.

Una vez al año, Guadalajara se transforma. La Feria Internacional del Libro llena hoteles, restaurantes y taxis. Fotógrafos, periodistas y lectores recorren largas distancias para ver a sus autores favoritos. Los reflectores iluminan firmas de libros, presentaciones y conferencias magistrales. La ciudad entera parece revolotear alrededor de las novedades editoriales, como si cada libro recién salido de imprenta fuera una promesa fresca, inmaculada.

Mientras tanto, a unas cuadras de distancia, nuestra pequeña librería permanece igual que siempre. Los libros en nuestros estantes no tienen fecha de caducidad. No resplandecen bajo luces artificiales, más bien brillan con ese lustre particular que solo el tiempo otorga, como monedas antiguas que han pasado por cientos de manos.

Nosotros, los libreros de libros viejos, los que tenemos poquito stock de libros nuevos y que vamos sorteando con ofertas el fin de mes, tenemos también nuestro propio evento, modesto pero honesto: la Feria del Libro Antiguo y de Colección que se realiza en los Portales, sobre Alcalde a unos pasos de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Sin aplausos, sin autógrafos, sin grandes patrocinios.

No competimos en superficie, ni en público, ni en nada, amigo, nosotros no competimos, estamos en una categoría distinta, una que parece deslustrada a veces, taciturna y obstinada. Si tuviera que definirla, diría que competimos en la categoría de generadores de asombro. El tipo de asombro que sucede en silencio, cuando alguien encuentra un libro que creía extinto o descubre un autor que nunca ha sido tendencia.

¿Sabías que en la FIL el espacio se cotiza por metro cuadrado y se paga en dólares? Para nosotros, ese es un idioma extranjero, una realidad paralela. Nuestra matemática es diferente: calculamos el valor de un libro no por su novedad sino por la rareza de su edición, por el papel de sus páginas, por las huellas que dejaron sus lectores anteriores.

Pero eso no nos desanima, porque sabemos que nosotros somos distintos. En nuestra pequeña esquina, a veces boutique, a veces casa de antigüedades, practicamos el culto al descubrimiento. Fomentamos el sentir de mantener la mente curiosa, receptiva y dispuesta a leer libros que no han sido reseñados infinitamente en TikTok ni discutidos en podcasts de moda.

Mientras la FIL dura una semana, nosotros estamos aquí todo el año. Mientras ellos celebran lo nuevo, nosotros honramos lo perdurable. Cuando las luces se apagan y los stands se desmontan, nuestra esquina sigue ahí, como un faro discreto para náufragos literarios.

Como te lo decía antes, no competimos en la misma liga. Y quizás ese sea nuestro mayor orgullo.

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