Diario de un librero nómada: hoy visitamos 2 casas, 1 departamento y ¡una hacienda!

15 de April, 2025Josué González

Por nuestra parte y como equipo de apoyo acudimos a una visita peculiar, en el estado de Hidalgo, a una Hacienda.

La entrada se encontraba en un camino de terracería, confiamos demasiado en el Google Maps, por poco y nos quedamos en una zanja. El plan era acudir a hacer una evaluación y de ser posible realizar una oferta.

Nos recibieron con mucha amabilidad, abrieron un gran portón y atravesamos junto a un establo, creemos que esa hacienda se dedicaba a la cría de ganado, a la producción de leche y sus derivados. Aunque en ese momento sus establos estaban vacíos.

Pasamos a la casa, una estructura central, con patio interior desde el que se podía acceder a la cocina, la sala, una oficina y el estudio. Francamente quedamos asombrados, en los libros sobre haciendas mexicanas hay fotografías de lugares como este, pero verlo en vivo es otra cosa.

La biblioteca era una mezcla de libretas de cuentas de la hacienda, libros religiosos de más de un siglo, libros de negocios de los setentas y muchos libros de caballos, charrería, historia regional y arte popular. Mientras revisábamos los libros, me imaginaba la vida en ese lugar, el trabajo y el tiempo transcurrido.

No llegamos a un acuerdo en la negociación así que regresamos con las manos vacías, pero con un nuevo descubrimiento, el de una realidad tan alejada de la vida en la ciudad, que por fortuna, también la consideramos como ganancia.

En nuestro equipo que acude a comprar libros participan de 3 a 5 personas, dos de ellas acuden en camioneta de la librería y el resto, servimos de apoyo, a veces moral, a veces de carga.

Mientras nosotros visitábamos la hacienda, uno fue a la zona poniente, a una casa donde compró cerca de trescientos libros, después se desplazó al sur, a una zona privada en donde dejó una oferta por una biblioteca de un exgobernador de un estado del sur.

Otro acudió a la zona centro, un viejo edificio art nouveau, donde revisó una vasta biblioteca y después de negociar, desmontó la biblioteca y poco a poco bajó los libros de un segundo piso sin elevador. Por fortuna, avisado de la misión, acudió acompañado.

Estos recorridos por diferentes espacios y realidades son parte cotidiana de nuestro oficio, cada visita nos deja algo, ya sean libros o experiencias que enriquecen nuestra perspectiva como libreros nómadas.

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