Nuestra misión en tres palabras: Rescatar, compartir, conectar

15 de April, 2025Josué González

Diariamente recibimos libros en nuestras librerías, la mayoría de ellos los compramos, algunos más son donaciones, también acudimos a domicilio, nuestra misión: rescatar los libros, ¿de qué? Del olvido, del deterioro, del abandono, de una suerte de imposibilidades que en nuestras manos se convierten en una nueva oportunidad.

A veces llegan en cajas mohosas que han pasado años en desvanes olvidados. Otras, aparecen en manos temblorosas de quien debe desprenderse de la biblioteca familiar. Hay quienes los entregan con la culpa de quien abandona un amigo y quienes lo hacen con la esperanza de que encuentren mejores compañías. Cada libro tiene una historia antes de llegar a nosotros, una travesía que intuimos al abrir sus páginas.

Cargamos con ellos, es una forma de decirlo, de una u otra forma llegan a las librerías y después a nuestra bodega, ese laboratorio de segundas oportunidades donde serán desempaquetados, limpiados y catalogados. Ahí, entre estantes que crujen y el aroma inconfundible de papel envejecido, comienza la metamorfosis. Quitamos el polvo, revisamos lomos, evaluamos páginas. Cada ejemplar recibe un trato personalizado, como pacientes en un hospital de palabras donde curamos historias.

En Librero en Andanzas tratamos de muchas formas de encontrar el lector ideal para todos ellos. Es casi un trabajo de casamenteros literarios. Algunos volverán a las librerías, colocados estratégicamente donde ojos curiosos puedan descubrirlos. Otros irán a ferias del libro, donde el bullicio y la variedad crean el ambiente perfecto para encuentros inesperados. Algunos más serán colocados en nuevas manos a través de canales digitales, viajando kilómetros para llegar a quien los espera sin saberlo. Y muchos, muchos de ellos, llegarán a manos de los lectores a través de las ventas de remates de libros a los que acudimos durante todo el año en múltiples ciudades y locaciones, esos festivales de hallazgos donde el tiempo se detiene entre mesas repletas.

Conectar con los lectores es la parte más sencilla y también la más complicada. Verán, no hemos leído todos los libros que vendemos, sería imposible. No somos intelectuales de academia, ni escritores o investigadores con un gran bagaje cultural. Somos algo distinto, modesto y valioso: somos libreros, una suerte de personas entusiastas, optimistas y comprometidas con la distribución de libros usados que creen en el acto supremo del descubrimiento humano. Porque, no es eso acaso lo que hace todo lector que se aventura a ir a una librería de libros usados, a una feria de libro, aventarse a una aventura en mares desconocidos sin GPS ni cartas de navegación, solo con la intuición y el deseo de encontrar algo que quizá ni siquiera sabe que está buscando.

Hemos visto el brillo en los ojos de quien encuentra ese ejemplar que buscó durante años. Hemos escuchado suspiros nostálgicos al redescubrir un libro de infancia. Hemos sido testigos de coincidencias imposibles, de conexiones que parecen obra del destino más que del azar. Esa es nuestra recompensa diaria.

Poco a poco nuestra comunidad ha ido creciendo y confiamos en que lo seguirá haciendo, porque creemos en el poder transformador de la lectura, en los lectores y en ese asombro compartido, ese cariz de descubridores que compartimos. En un mundo digital e inmediato, defendemos el valor de lo tangible, de lo usado, de lo que tiene historia. Rescatar, compartir, conectar. Tres verbos que definen lo que somos y lo que hacemos cada día, con la convicción de que cada libro merece una segunda oportunidad y cada lector, un encuentro inesperado.

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