Anatomía de nuestra librería: así organizamos 5,000 libros para que encuentres exactamente lo que buscas (o lo que no sabías que buscabas)

15 de April, 2025Josué González

Hay días en los que llegan miles de libros, dentro de cajas desde la bodega, descienden de la camioneta envueltos en fajillas plásticas o en cajas; días en los que además recibimos compras en el mostrador e incluso, nuestros compañeros depositan las compras a domicilio, temporalmente en la librería. Entonces comienza el caos, un caos controlado a causa de los libros que se desbordan por todos lados, inundando cada rincón disponible.

¿Cómo los organizamos? Vamos de lo fácil a lo difícil, de lo que estorba más al paso a liberarlo. Es como un triaje literario. Comenzamos por los libros que estarán temporalmente en la librería, a estos los colocamos estratégicamente cerca de la entrada, porque nuestras librerías son pequeñas, permitiendo que cuando deban irse, lo puedan hacer pronto, sin tener que sortear el laberinto de estanterías. Después continuamos con las adquisiciones de librería, a ellas, debemos empaquetarlas rápidamente, serán procesadas en bodega, nuevamente cuestiones de espacio y de mantener cierto orden en medio de la avalancha.

Liberado el espacio de los apremiantes, sacamos poco a poco los libros que recibimos de la bodega, y los vamos separando por tema, dos o tres cajas a la vez según el día, según cuántos seamos los que nos dediquemos a la labor. Es un ritual casi ceremonioso: desempacar, sacudir el polvo, revisar el estado, clasificar. Los llevamos a su sección y los colocamos por orden alfabético según el apellido del autor, a veces nos equivocamos de sección porque algunos libros pueden estar en dos o más secciones, nos disculpamos por eso, aunque secretamente sabemos que estas "equivocaciones" a veces generan los hallazgos más fascinantes.

Por fortuna, nuestros clientes, condescendientes y entusiastas, suelen buscar por toda la librería hasta hallar los libros que parecen haber sido ocultados a propósito, nada de eso, casualidad, quizá ocio de los visitantes que a veces, nos ayudan a llevar los libros de un estante a otro, en un acto encomiable que afortunadamente le ha permitido a más de uno acercarse a temas que de otra forma quizá, no habría conocido. Hay algo mágico en ver a un cliente descubrir un libro que no buscaba pero que parece haber estado esperándolo.

Los días en la librería suelen ser tranquilos, para muchas personas esa paz es desconcertante, para nosotros es una oportunidad de revisar y organizar los estantes. De revisar nuestras listas de pedidos, de hacer una limpieza profunda y de charlar de cualquier cosa, de revisar libros, porque sí, señoras y señores, los libreros, muchos de ellos sienten una natural fascinación por hojear libros, prometiéndose que los leerán y expresando su satisfacción con frases como: "está chido". Esos momentos de calma son necesarios para recuperar el aliento antes de la próxima oleada.

Aquellas cuarenta o cincuenta cajas con libros, en una semana, a veces un poco más llegarán a sus temporales destinos. Y nosotros, guardianes temporales de estas historias encuadernadas, volveremos a esperar el próximo cargamento, el próximo desafío, la próxima oportunidad de crear orden en el caos. Porque en el fondo, eso es lo que somos: arquitectos de un laberinto en constante transformación, diseñado no solo para encontrar lo que buscas, sino también lo que ni siquiera sabías que necesitabas.

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